¿El evangelista “Marcos” en Alejandría?

Nota importante: Esta es una versión modificada de un artículo que escribí el 20 de febrero de 2024 para los grupos: “Reconstructores” (WhatsApp) y el grupo de “JESÚS HISTÓRICO” (Facebook). Espero que sea de su agrado.

Ilustración del Faro de Alejandría
Ilustración del Faro de Alejandría

Índice de contenido

  1. I. Introducción
  2. II. El origen del Evangelio de Marcos
  3. III. El problema del llamado “gnosticismo” y el cristianismo alejandrino
  4. IV. El inventor de la “tradición”: Eusebio de Cesarea
  5. V. Conclusión
  6. Referencias

I. Introducción

En una ocasión, tuve la desgracia de pasar un mal rato con una persona que, aunque tenga algún tipo de título académico, no se comportaba como tal en un grupo de WhatsApp que tuve la desgracia de formar parte y administrar. El individuo me cuestionó abiertamente en un chat porque supuse que el Evangelio de Marcos fue el primero en escribirse —es decir, el consenso abrumador de la academia—. Tras responderle a una pregunta en torno a mi sincera ignorancia en torno a su lugar de composición, me llamó la atención en cuanto a que yo “debería” saber dónde se escribió antes de proponer lo que sea sobre un documento antiguo. De paso, aludió al hecho de que existía una tradición de una travesía de Marcos el Evangelista a Alejandría. Insistió en ello con una convicción y seguridad que me pasmaba.

Por supuesto, para todos aquellos de ustedes que han lidiado con el problema de los textos cristianos y las tradiciones, sabemos que basar cualquier juicio prestándole atención indebida a tradiciones cristianas es caminar entre un lodazal y una arena movediza. Conocemos el caso de las tradiciones de que los apóstoles Mateo y Juan escribieron sus respectivos evangelios, y que Lucas, seguidor de Pablo, escribió tanto su evangelio como Hechos de Apóstoles. Hoy día, el consenso académico es que no sabemos los nombres reales de los cuatro evangelistas, y que, en algunos casos, contamos con múltiples autores o redactores. Igualmente, están las tradiciones de que los cristianos eran sistemáticamente perseguidos por todo el Imperio Romano, cuando no era así en la realidad. Sabemos de la tradición de la visita del apóstol Jacobo el Mayor a España, pero hoy ningún historiador con dos dedos de frente afirma esta implausible perspectiva histórica. No es que las tradiciones sean por completo inútiles, pero la inmensa mayoría no pasan de ser leyendas piadosas que no pueden sustentarse con la evidencia que tenemos disponible.

Nunca les presté atención a las tradiciones de Marcos siendo seguidor de Pedro, traduciendo o copiando sus memorias, tal como reporta Papías de Hierápolis. Prácticamente, ni tan siquiera Eusebio de Cesarea (con las dudas que pueda haber sobre él, ver más adelante), tomaba su testimonio en serio. En palabras de él:

Y es que [Papías] aparece como hombre de muy escasa inteligencia, según puede conjeturarse por sus libros. Sin embargo, él ha sido el culpable de que tantos escritores eclesiásticos después de él hayan abrazado la misma opinión que él, apoyándose en la antigüedad de tal varón, como efectivamente lo hace Ireneo y cualquier otro que manifieste profesar ideas parecidas (Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica (HE) 3.39.13).

Pero, ¿qué tal el mismo Eusebio? Él es precisamente de donde nos llega la siguiente información:

Este Marcos dicen que fue el primero en ser enviado a Egipto y que allí predicó el Evangelio que él había puesto por escrito y fundó iglesias, comenzando por la misma Alejandría.

Y surgió allí, al primer intento, una muchedumbre de creyentes, hombres y mujeres, tan grande y con un ascetismo tan conforme a la filosofía y tan ardiente, que Filón estimó que era digno de poner por escrito sus ejercicios, sus reuniones, sus comidas en común y todo lo demás de su género de vida (Eusebio, HE 2.16.1-2).

¿Qué hacemos con esta tradición? ¿La tomamos como evidencia de que Marcos escribió su evangelio en Roma y después se trasladó a Alejandría? ¿Pudo haber sido una leyenda etiológica que explicaba el origen de las asambleas cristianas en Alejandría? ¿Pudo haber sido invento de Eusebio mismo?
El propósito de este escrito es mostrar por qué las tradiciones no pueden ser base primordial para indicar dónde se escribió un texto. En el mejor de los casos, debería colocarse bajo un criterio secundario o terciario.

II. El origen del Evangelio de Marcos

Marcos evangelista
Marcos evangelista por Giuseppe Caletti (ca. 1660).

El origen del Evangelio de Marcos todavía no puede establecerse con plena seguridad. Por el texto que nos ha dejado, podemos inferir varias cosas de su autor:

  • Es probablemente cercano a una élite culta.
  • Posiblemente, fue comisionado a componer dicho evangelio (posibles nombres de los auspiciadores, “Alejandro” y “Rufo” – Marcos 14:21).
  • Por errores en cuanto a las ceremonias y días sagrados judíos, es altamente improbable que haya sido judío.
  • Aun así, su referente de las escrituras judías es la Septuaginta.
  • También es probable que conozca la literatura grecorromana “pagana” de su época.
  • Puede ser posible que se haya compuesto su evangelio en Roma (aunque esto pueda ser poco más que una mera conjetura), por las siguientes razones:
    .
    • El uso de ciertos latinismos en el texto.
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    • Es raro que se atribuya el primer evangelio escrito a alguien que no fuera apóstol, a un tal “Marcos”. El nombre “Marcos” es latino y romano, “Marcus”.
      .
    • Tenía a su disposición una colección de las cartas paulinas, al menos una de ellas se dirigió a Roma. Hay una alusión a Romanos 14:14 en cuanto a la discusión de los alimentos puros o impuros (Marcos 7:1). Para finales del siglo I y durante la primera mitad del siglo II, los presbíteros romanos tenían perfecto conocimiento de esa colección.

Para todos los efectos, “Marcos” escribe su evangelio con el propósito de proveer una sustancia narrativa biográfica de Jesús a la teología (pos)paulina que sostenía en su momento. La mayoría de los estudiosos establece su etapa redaccional final para el periodo del 65 al 75 e.c. José Rius-Camps, utilizando el Códice Beza, sugiere unas etapas redaccionales que pudieron haber culminado o en Roma o en Alejandría. No obstante, Pedro Giménez de Aragón Sierra ha presentado argumentos, a mi juicio, convincentes de que probablemente la versión que más o menos conocemos terminó de redactarse después del 78 e.c. Parte de la información sobre la Decápolis para su texto parece haberla obtenido de la Historia natural de Plinio el Viejo, cuyos primeros diez libros se publicaron en latín para el año 77 e.c. Las confusiones de Plinio en cuanto al territorio de Judea pueden explicar los errores geográficos que vemos en Marcos 7:31. Por cierto, esto puede confirmar que a lo mejor el Evangelio de Marcos se redactó en la misma Roma.

Esto lo podemos saber a partir de un análisis crítico del texto. La mayoría de los indicadores que hemos mencionado parecen señalar a Roma como el punto de composición. Sin embargo, si partimos de la premisa de que los que auspiciaron la labor de “Marcos” fueron hijos de un tal Simón de Cirene, tenemos un lugar en la costa de África, cercana a Alejandría y, a la vez, cercana a la bota itálica.

Aun así, no localizamos la composición del evangelio en Alejandría. Por el momento, a partir del texto, no tenemos evidencia de la redacción en ese lugar.

III. El problema del llamado “gnosticismo” y el cristianismo alejandrino

Es bien conocida la crítica reciente por parte de una minoría de expertos (que ha estado ganando terreno) de que los términos “gnosticismo” y “gnósticos” son problemáticos. Esta ha sido la visión de estudiosos tales como Karen King, Michael Williams, David Robertson y, aunque suene sorprendente, Elaine Pagels (me lo dijo personalmente en una conversación virtual), quienes sugieren dejar de emplear estas categorías cuando se discuten los movimientos cristianos del siglo II. Otros como M. David Litwa han resaltado el hecho de que ningún grupo del siglo II se autodesignaba como “gnóstico”, sino que esto era un epíteto heresiológico para agrupar una serie de grupos cristianos dispares. Las razones para proponer su desuso son múltiples, entre ellas la reproducción (inadvertida) de argumentos heresiológicos, la arbitrariedad de aplicación de la categoría, entre otros. He sostenido esta posición en el diálogo que tuve con el querido amigo Nathan B.T.Q. en el canal de Norma Lillia, La Biblia en Contexto.

Para propósitos de nuestro tema, solamente discutiremos una fuente de confusión: la distinción entre cristianos de la llamada “Gran Iglesia” y los “gnósticos” lleva a confusiones históricas significativas. Por ejemplo, una buena parte de los expertos en el cristianismo de Alejandría, afirman que el cristianismo no comienza a desarrollarse sino desde el 189 e.c. (Davis 2004; Farag 2014, Modrezejewski 1995). Esta aproximación olvida a los cristianos que se formaron en Alejandría: Basílides, Valentín, Carpócrates, Marcelina, Julio Casiano, entre otros, todos ellos antes del 189 e.c. Sin embargo, ellos no se suelen tener en cuenta porque son “gnósticos”, olvidándose que ellos se consideraban a sí mismos cristianos.

Para efectos del argumento, supongamos que el “cristianismo”, el llamado “protoortodoxo”, comenzó a desarrollarse en el 189 e.c. Esto es demasiado tarde para alegar que la presencia de los cristianos se debe a “Marcos”, el evangelista. Si tenemos en cuenta a los mal llamados “gnósticos” como cristianos previos al 189 e.c., llama la atención que sus perspectivas teológicas casi no coinciden con la que vemos en el Evangelio de Marcos. Y aun si hubiera algunos aspectos teológicos defendidos por estos pensadores cristianos, dicho texto debió haber estado en circulación durante la primera parte del siglo II en el Mediterráneo oriental, incluyendo a Alejandría. Ciertamente, el relativamente reciente descubrimiento del manuscrito P. Oxy. 5345 (𝔓¹³⁷) en Egipto es probable testimonio de ello, ya que el manuscrito más temprano del escrito fue redactado de la segunda mitad del siglo II y la primera parte del III.

Esto se agrava cuando miramos a los autores cristianos más eminentes de Alejandría en el siglo III: Orígenes y Clemente de Alejandría. Llama la atención que ninguno de los dos habla para nada de una tradición de la fundación de iglesias en Alejandría por parte del evangelista Marcos.

IV. El inventor de la “tradición”: Eusebio de Cesarea

Icono de Eusebio de Cesarea
Icono de Eusebio de Cesarea en un manuscrito armenio en Isfahan, Persia.

En su más reciente publicación Early Christianity in Alexandria (Cristianismo primitivo en Alejandría), M. David Litwa nos ilumina al respecto.

Hay varios aspectos de lo que nos dice Eusebio de Cesarea que lanzan dudas en torno a la tradición. Por ejemplo, asocia a las primeras iglesias cristianas establecidas por “Marcos” con los terapeutas de los que hablaba Filón de Alejandría. Según Eusebio, parece que Pedro fue el primero en ser líder de las iglesias romanas en el 42 e.c., “Marcos” se convirtió en su intérprete en el año 43 e.c. y después se trasladó a Alejandría para ser su epíscopo y fundador de las iglesias. Como sabemos, esto es altamente improbable, y he dedicado parte de una serie a desmontar esta convicción. Cuando Pablo dirige su carta a los Romanos durante la década del 50 e.c., no hace referencia alguna a la presencia de Pedro en Roma. Si este estuvo en la ciudad de las siete colinas, debió haber sido posterior al año 58 e.c.

Litwa menciona el dato de que Glaucias, el maestro de Basílides, había llegado a Alejandría más o menos para el primer tercio del siglo II, y que tenía la reputación de haber sido alumno de Pedro, el apóstol. Este dato lo menciona Clemente de Alejandría en sus obras y se lo atribuye a Basílides mismo. Esto es interesante porque “Marcos” también era visto como alumno de Pedro “que fue a Alejandría”, pero el dato es dado por Eusebio.

Litwa explica la presencia del obispado marcano en Alejandría como una manera indirecta de presentar a una figura vista como “ortodoxa” por Eusebio para contrarrestar la tradición de Glaucias, quien, como maestro de Basílides, era visto como “gnóstico”.

En otras palabras, todo apunta a Eusebio como el inventor de la tradición, y no es previa al siglo IV (Litwa 2024, “Introduction”, “Eusebius”). Este punto hecho por Litwa en su obra, me convence.

V. Conclusión

Todo este análisis no debe sugerir que Marcos “no pudo” haber ido alguna vez a Alejandría, o haber redactado su evangelio allí. No obstante esta convicción, hemos visto las razones de por qué probablemente este no es el caso.

Simultáneamente, lo anterior ilustra el enorme problema de tomar tradiciones cristianas como criterio primordial para determinar cuándo y dónde se escribieron los textos del Nuevo Testamento.

Referencias

Aragón Sierra, Pedro Giménez de. “Redatación de Marcos, Mateo y el ‘Pequeño Apocalipsis’ de la Didajé.” ARYS 10 (2012): 163-190.

Calvo Martínez, José Luis. Los cuatro evangelios. Editorial Trotta, 2022.

Casey, Maurice. Jesus of Nazareth. An Independent Historian’s Account of His Life and Teaching. T & T Clark, 2010.

Davis, Stephen J. The Early Coptic Papacy: The Egyptian Church and Its Leadership in Late Antiquity. American University of Cairo Press, 2004.

Eusebio de Cesarea. Historia eclesiástica. Texto bilingüe. Biblioteca de Autores Cristianos, 2008.

Farag, Louis M. “The Early Christian Period (42-642): The Spread and Defense of the Christian Faith under Roman Rule.” En The Coptic Christian Heritage: History, Faith, and Culture. Editado por Louis M. Farag, 23-38. Routledge, 2014.

King, Karen L. What Is Gnosticism? Harvard University Press, 2003.

Litwa, M. David. Early Christianity in Alexandria. From Its Beginnings to the Late Second Century. Cambridge University Press, 2024.

—. Found Christianities. Remaking the World of the Second Century CE. T & T Clark, 2022.

Marcus, Joel. El Evangelio según Marcos. 2 vols. Ediciones Sígueme 2011.

Modrezejwski, Joseph. The Jews of Egypt from Ramses II to Emperor Trajan. Trad. T & T Clark, 1995.

Parsons, P. J. y N. Gonis. The Oxyrhynchus Papyri Vol. LXXXIII (Graeco-Roman Memoirs). Egypt Exploration Society, 2018.

Pérez i Díaz, Mar. ¿Fue Marcos discípulo de Pedro o de Pablo? Editorial Verbo Divino, 2022.

Rius-Camps, Josep. El Evangelio de Marcos: etapas de su redacción. Editorial Verbo Divino, 2008.

Robertson, David G. Gnosticism and the History of Religions. Bloomsbury Academic, 2022.

Walsh, Robyn Faith. The Origins of Early Christian Literature. Contextualizing the New Testament within Greco-Roman Literary Culture. Cambridge University Press, 2021.

Williams, Michael. Rethinking “Gnosticism”: An Argument for Dismantling a Dubious Category. Princeton University Press, 1996.


7 thoughts on “¿El evangelista “Marcos” en Alejandría?

  1. Scott Hann y Benjamin Wiker demuestran que el método histórico-crítico surge en el siglo XIV con Luis de Baviera y Marsilio de Padua. En efecto, escritores serviles tergiversaron la Biblia al servicio de los príncipes : The Shaping of Biblical Criticism: A Catholic Perspective on Historical Criticism http://calledtocommunion.com/2014/11/the-shaping-of-biblical-criticism-a-catholic-perspective-on-historical-criticism/ Sí, explican cómo la Alta Critica se inventó lo de la primacía de Marcos porque Marcos era el único evangelio que hacía mención expresa al primado de Pedro, teólogos al servicio del canciller Bismarck intentaron sembrar dudas sobre Mateo para justificar el control estatal sobre la Iglesia alemana. “William Farmer, un erudito del Nuevo Testamento de talla mundial de la Universidad de Dallas, ha investigado mucho sobre la Kulturkampf, para descubrir por qué la teoría de las dos fuentes -la prioridad de Marcan-, que una pequeña minoría había defendido sin éxito en la primera mitad del siglo XIX, de repente comenzó a tomar por asalto la erudición alemana en la década de 1870. 

    Farmer señala las circunstancias políticas que rodearon la Kulturkampf, con la definición de infalibilidad papal en 1870 y la reacción de Bismarck. He estado leyendo sobre las medidas que se administraron para reprimir a los católicos en Alemania, y no creo que muchos de nosotros nos demos cuenta de que los liberales alemanes saludaban a Bismarck como un segundo Lutero, especialmente al expulsar a los jesuitas y suprimir las órdenes religiosas. . 

    En ese momento, todos los profesores de teología eran pagados por el estado, por lo que el atajo para la promoción era apoyar una teoría que socavaba el texto de prueba utilizado por el papado para justificar su infalibilidad, Mateo 16:17-19.

    Si el Evangelio de Marcos ocupa el primer lugar, entonces es más fácil atacar la confiabilidad histórica del famoso texto del primado petrino; de hecho, los eruditos negaban su historicidad, ya que era políticamente correcto hacerlo.” Scott Hahn sobre la Biblia politizada | Catholic Answers Magazine

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    1. Mi pregunta a usted es … ¿y? Todo lo que me dijo, ¿invalida de alguna manera el método histórico crítico? No, en absoluto. Muchas ciencias que hoy son ciencias sólidas se originaron como formas de rechazo a lo antiguo, o a la Iglesia o a otras cosas. El inferir que el método histórico crítico debe ser incorrecto por su historia es una falacia, particularmente la falacia genética (es decir, intentar invalidar un argumento debido a dónde se origina).

      Aunque sí, la primacía marcana pudo haber tenido su origen en intentos de desacreditar la primacía papal, eso no niega la validez de la primacía marcana. De ahí el engaño de Scott Hahn y Benjamin Wiker con todo esto.

      Al fin y al cabo, la primacía marcana es una respuesta universalmente adoptada, inclusive por eruditos católicos, como la mejor explicación del llamado “problema de los sinópticos”. Tenemos tres evangelios que tienen material tan semejante entre sí, que la única manera de explicarlo es que uno reprodujo material a partir del otro. La pregunta es, ¿cuáles razones se presentan ahora para justificarlo? Pues:

      1. Marcos tiene un estilo bastante tosco y sujeto a cometer errores textuales. En los lugares en que Mateo y Lucas copian de él, ellos pulen el estilo. No es verosímil que Mateo o Lucas sea el primero, que tengan un estilo limpio y que Marcos haya reproducido mal estos textos. La tendencia de corrección indica primacía marcana.

      2. Marcos comete varios errores tanto geográficos como históricos. En algunas ocasiones, Mateo y Lucas pueden contener versiones correctas o aproximadamente más verosímiles que los que se encuentran en Marcos. Como en el punto anterior, es inverosímil que Marcos copiara un texto correcto solo para empeorarlos sin razón alguna. Por tanto, hubo revisiones, y eso apunta a la primacía marcana.

      3. Existe el fenómeno de la fatiga editorial entre Marcos, Mateo y Lucas que señalan a la primacía marcana. La fatiga editorial se da cuando un autor quiere reproducir el relato de otro, y les hace unos cambios fundamentales a su versión, pero inadvertidamente cae en las premisas narrativas de su fuente. Por ejemplo, en el relato marcano de la muerte del Bautista que, erróneamente, presenta a Herodes Antipas como un “rey” (es decir, como un monarca), pero que en realidad era un *tetrarca* (Marcos 6:14-29). Sin embargo, es interesante que en el texto paralelo de Mateo, él *corrige* a Marcos, y lo identifica correctamente como un “tetrarca” (Mateo 14:1), pero inadvertidamente cae en la premisa de su fuente Marcos, cuando describe a Herodes como “rey” (Mateo 14:9). Lo mismo ocurre con Marcos y Lucas. En Marcos 6:35-36, Jesús manda a que despida al público porque estaban en un lugar desértico. No obstante, en el texto paralelo en Lucas, Jesús estaba en Betsaida, que era un pueblo o una ciudad (en griego: polis; Lucas 9:10). Sin embargo, a la hora de despedir a la gente, introduce el elemento de que Jesús y sus alumnos estaban en un lugar desierto (Lucas 9:12). El fenómeno de la fatiga editorial solo se comprende si Marcos es la fuente de Mateo y de Lucas, y no al revés.

      4. Marcos presenta un panorama desfavorable de la familia y de los hermanos de Jesús. Es comprensible debido a que Marcos defiende una teología paulina contra la del liderato de Jerusalén, a la que Pablo se había enfrentado. Sin embargo, ni Mateo ni Lucas tienen esa agenda, y subsanan mediante el cambio de contexto narrativo y, en ocasiones, omiten pasajes en los que Jesús rechaza a su familia o que hace lucir muy mal a los discípulos. Esto se comprende, una vez más, mediante la primacía marcana, no la mateana ni lucana.

      5. Hay versiones más cortas de ciertos pasajes en Mateo y Lucas que en Marcos aparecen más largos. Cuando se evalúan estos pasajes, los pasajes de Marcos que fueron omitidos por los otros dos son embarazosos. Por ejemplo, en el caso del endemoniado gadareno, Mateo, habla de dos endemoniados esta vez, pero omite la evidente alusión a los romanos cuando da por su nombre Legión, y omite también el pasaje típico marcano del “secreto mesiánico”, que no correspondía a la perspectiva teológica mateana. En el caso de Lucas, cambia el relato y, para hacerlo consecuente con la perspectiva en la que Jesús era favorecido por los gentiles, además de que omite toda alusión negativa a los romanos (como el nombre Legión y la alusión a los cerdos), y al rechazo a Jesús por los habitantes criadores de cerdos en la Decápolis (Marcos 5:1-20; Mateo 8:28-34; Lucas 8:22-25). La mención de elementos alusivos a los romanos (los cerdos, el nombre Legión, etc.) se explican por el carácter apocalíptico de Marcos, escrito presuntamente durante o poco después de la destrucción de Jerusalén. Sin embargo, la omisión de estos elementos en los otros dos evangelios se explica por el hecho de que algunos gobernantes romanos ya estaban comenzando a perseguir, rechazar o establecer políticas desfavorables para los cristianos, y los autores querían bajar más la estridencia apocalíptica. (Eso explica también por qué cada vez los evangelios exoneraban más y más a Pilato, y le echaban la culpa a los judíos). Esto indica, otra vez, primacía marcana.

      Estos son un puñado de muchos más argumentos que señalan la primacía marcana. Ninguna es porque “se quiere desacreditar al papa”, sino porque es lo que la evidencia nos indica.

      Ahora bien, conozco a Scott Hahn y a otros más que argumentan la primacía mateana. De hecho, en un momento dado, leí uno de los comentarios editados por Hahn y escrito por Mary Haley en torno al argumento de la primacía mateana. Y, aunque reconozco los títulos académicos que tienen, los argumentos me parecen deshonestos. Por ejemplo, Haley en su comentario del Evangelio de Marcos, dice que la primacía mateana está en una posición minoritaria, pero en una “fuerte minoría”. Eso es incorrecto. La razón que esgrime para ello es que Lucas y Mateo a veces coinciden en un cambio propio contra Marcos, y descartan la hipótesis del documento Q. Aunque yo también descarto esa hipótesis, omiten por completo lo que es realmente la posición minoritaria que gradualmente se está volviendo mayoritaria, que es la hipótesis de Farrer. Esta hipótesis *mantiene* la primacía marcana, pero postula que Lucas también copió de Mateo, explicando así su coincidencia en los cambios comunes que hacen a Marcos.

      Y el problema que siempre tengo con Scott Hahn y Haley es que su análisis de los evangelios es marcadamente apologético a favor de la Iglesia Católica (y, de hecho, le hice una crítica a Haley sobre unas lecturas cuestionables que hace sobre el Evangelio de Marcos). Aunque no caen en los excesos de personajes como César Vidal, y son más respetables (a mi juicio), ellos les presentan al público el trasfondo histórico del método histórico crítico, como si eso fuera suficiente para descartar lo que los estudiosos *actualmente* (no en el siglo XIX, sino HOY) tienen que decir. Eso me parece intelectualmente deshonesto.

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    1. Hoy, gracias a algunas personas, entre las más recientes Robyn Faith Walsh, se reconoce que el Satiricón podría ser una sátira anticristiana. Personalmente, pienso que es así. Sin embargo, el asunto en cuanto a la fecha de composición no es tan claro. Por ejemplo, han aparecido personas que han presentado serias dudas sobre la autoría de Petronio, y que la autoría se debe a un problema de homonimia (se atribuyó al Petronio equivocado). Otros, como Andrew Laird argumentan que la composición de la obra no se halla en el siglo I en la época de Nerón, sino en el siglo II. También Ulrike Roth identifica elementos que parecen ser tomados de las cartas de Plinio el Joven (alguien que vivió a finales del siglo I y comienzos del siglo II). Por tanto, aun si el Satiricón fuera un texto anticristiano que se basó en Marcos, eso no tiene efecto alguno en cuanto al asunto de la fecha.

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    1. Y no … los argumentos del artículo que me pusiste son objetivamente mucho más débiles. Los argumentos que presenté son los más fuertes. La presentación de textos más fluidos y correctos en cuanto a estilo y correcciones históricas que Marcos indica prioridad marcana. Si Marcos hubiera copiado de Mateo, por poner un ejemplo, la forma correcta del original se hubiera mostrado en Marcos, y este no hubiera cometido tantos errores, eso no es lo que vemos. Tampoco lidia tu artículo con el argumento de la fatiga editorial, que claramente indica prioridad marcana. Lo que hace ese autor que me pusiste es presentar escenarios <i>menos</i> verosímiles para explicar el texto.

      Y, repito, me lees MUY mal. Tan mal, que ni te fijas que uno de los argumentos que presento es que Mateo y Lucas presentan versiones más cortas de donde Marcos presenta versiones largas, y que cuando exploramos las razones de la omisión es, o por discrepancia teológica o por argumentos de dificultad.

      Esto indica fuertemente para ti, de que tú estás “convencido” con argumentos que no entiendes, y me estás colocando enlaces a artículos que no comprendes.

      Igual, cuando muestro de manera contundente el estado de la situación: de que César Vidal hace ataques ad hominem, lo niegas. Después lo tienes que afirmar cuando muestro contundentemente que miente cuando habla de Piñero.

      De ahora en adelante, te pido que dejes de colocar enlaces en las respuestas y que TÚ con tus propias palabras presentes TUS argumentos. Si me vuelves a colocar enlaces apologéticos, o haces “copia y pega” de textos que aparecen en otras páginas, no los aprobaré para que aparezcan en el blog. No voy a perder más mi tiempo con alguien que claramente no entiende los argumentos que favorece.

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