Recordando a Michael Dowd – Rev. Realidad

Portada del libro "A Brief History of Time" de Stephen Hawking
Portada del libro Una breve historia del tiempo de Stephen Hawking

En mi pasado lejano, durante mi devoción católica, siempre quise complementar mi comprensión del mundo con las ciencias. Mi afición por ellas nunca comenzó con mi descoversión, sino que ha permanecido en mí casi toda mi vida. Una cosa que siempre me entusiasmó desde el mismo comienzo fue la física, especialmente tras leer el libro Una breve historia del tiempo de Stephen Hawking. Mis dos profesores de física en escuela superior fueron los que más sembraron mi amor por las ciencias, aunque no por eso fueron los únicos que lo hicieron. Y aunque mi segundo amor en las ciencias era la biología, no era exactamente lo que más me atraía. Mi conocimiento en torno a la evolución neodarwiniana era muy básico; sabía que era correcto, pero no la conocía bien a fondo. Fue en mi etapa universitaria donde me empezó a interesar genuinamente el tema, especialmente en relación con mis estudios en Filosofía de las Ciencias, y cómo podían compararse la propuesta neodarwiniana genocéntrica, la de selección de grupos y la del llamado “designio inteligente” (intelligent design).

Allí pasaron por mis manos muchos libros sobre la evolución; algunos de ellos enseñaban la evolución de tal forma que la combinaban con la fe católica o la cristiana en general. Por ejemplo, estaba el famoso libro de Kenneth Miller, Finding Darwin’s God (Encontrando al Dios de Darwin), Coming to Peace with Science (Haciendo las paces con la ciencia) de Darrel Falk, Darwin’s Gift to Science and Religion (El regalo de Darwin a la ciencia y la religión) de Francisco Ayala, Los caminos de la ciencia hacia Dios de Arthur Peacocke y Cristianismo y ciencia de John Haught. Aun con todas las perspectivas, de la más conservadora a la más “creativa” (como las teilhardianas o las procesuales), no todos los aspectos en torno a Dios me ofrecieron una respuesta adecuada en torno a aspectos de su presunta participación (indirecta) en las cadenas causales de la evolución.

En mi mente, el ateísmo no era alternativa, porque nunca me familiaricé con un sistema de significado existencial y de la vida propia asociada con esa manera de mirar el mundo. Al contrario, aunque los libros de Richard Dawkins o Dan Dennett (por dar dos ejemplos) me ayudaron a comprender bien la evolución, aun con mis serias reservas sobre la memética, en cuanto al significado de la vida, lo que encontré de ambos era más bien el cinismo hacia la religión. Esto era especialmente cierto en el caso de Dawkins y otros ateos militantes conocidos. Y aun cuando veía válidos muchos de sus planteamientos, el cinismo como actitud no era atractivo para mí. Notaba que este tipo de militantes, típicamente, no siempre, tenían una visión distorsionada de la religión, y el cristianismo en particular, desde la sociología y la historia. Por otro lado, mi vida espiritual se había forjado alrededor de la devoción a la Santísima Trinidad, la Virgen María, la Eucaristía, la misa diaria, entre otras prácticas católicas que sí llenaban mi corazón.

Portada del libro "Thank God for Evolution"
Portada del libro Thank God for Evolution de Michael Dowd.

Solamente fue cuando cayó en mis manos un libro llamado Thank God for Evolution (Gracias a Dios por la evolución) que llegó a mí algo que realmente cambió mi cosmovisión por completo. El libro es recomendado por muchos autores de todo tipo, ateos, creyentes, científicos y hasta 6 ganadores del Premio Nobel. Es más, es recomendado por Michael Shermer (fundador de Skeptics Society), la antropóloga Eugene Scott (entonces presidenta del National Center for Science Education), Francisco J. Ayala, Brian Swimme, cosmólogo, y David Sloan Wilson, conocido especialista en la evolución y propulsor de la selección de grupos. Su autor, Michael Dowd, creció católico, se volvió un fundamentalista cristiano y finalmente “se convirtió” al “Evangelio de San Darwin”. Tras casarse con una científica atea, Connie Barlow, ambos peregrinaron por todo Estados Unidos viviendo en una camioneta, predicando esta Buena Nueva. El subtítulo es bien provocador: “Cómo el matrimonio (marriage) de la ciencia y la religión transformará tu vida y nuestro mundo”. El libro comienza con una dedicatoria que dice (mi traducción):

Dedico este libro a la gloria de Dios.*

Pero añade un asterisco que dice:

*No cualquier “Dios” del que puedas pensar, hablar, creer o negar, sino el único verdadero Dios que conocemos y del que tenemos experiencia.

El dios con “D” mayúscula que propone Dowd no es una persona, sino una personificación de la Totalidad de la Realidad (Whole of Reality), y presentó lo que esencialmente es una modalidad de religiosidad naturalista que él proponía como un “relato metarreligioso”. Con ese término, quiere decir que cada religión que desee transformarse en una versión evolucionista (como un cristianismo evolutivo, un judaísmo evolutivo, un islam evolutivo, un budismo evolutivo, etc.) puede nutrirse de ese metarrelato naturalista para darle significado a la realidad natural con lenguaje mítico y religioso, pero sin afirmar nada sobrenatural. De ahí, estableció varios portales, entre ellos, uno sobre el Gran Relato de la Evolución y otro sobre el cristianismo evolutivo.

El libro en sí no es perfecto, y requerirá una reseña aparte (e.g. repite información mitista desacertada sobre Jesús en uno de los apéndices, o declara absolutamente cierto el libre albedrío, un asunto que tanto científicos como filósofos todavía debatimos acaloradamente). Sin embargo, en cuanto a lo demás, cambió mi manera de ver, no solo la teoría de la evolución en relación con la religión, sino toda mi visión de mundo de forma dramática.

Gradualmente, mi perspectiva se volvió de una aspiración a entender lo divino en “la otra vida” a encontrarlo en esta vida. Mi fe se tornó de una “creencia de lo que no podemos experimentar en este mundo” a una fe evidencial, que exige la confianza en evidencia racional y científicamente validada. No es establecer una esperanza en una parusía, sino construir algo mejor aquí y ahora, para el futuro de este mundo. Dejé de entender a Dios como alguien inteligente creador del universo, sino a Dios como la Realidad Última de todo, con sus objetos y relaciones cambiantes, y que constantemente se encuentra en un proceso de creación. Esta era una visión que ya conocía desde la teología panenteísta planteada por Leonardo Boff; pero aquí se presentaba de una manera puramente naturalista. En términos metafóricos, la ciencia es el mecanismo por el que Dios es revelado.

Imagen de la silueta de Jesús (Dios) en el cosmos
Imagen creada con IA de WordPress.com.

Desde esa perspectiva, la ciencia se volvió revelación pública, y el universo se tornó en el lugar de la salvación, porque toda la humanidad, que había evolucionado globalmente, había alcanzado el nivel de conocimiento para “salvar el mundo” dentro de sus límites.

Otra contribución que hizo durante su vida fue crear una serie de videos en torno la necesidad de “evolucionar nuestras vidas”. Allí, Dowd y Barlow nos invitan a ver nuestros defectos como producto de una naturaleza no escogida, pero que no nos exime de nuestra responsabilidad, tanto individual como colectiva. Toda la aproximación se basaba estrictamente en lo que conocemos científicamente.

Parte 1 – Evolutionize Your Life

Parte 2 – Evolutionize Your Life

Evolutionize Your Life – Inspiring Naturalism

Una de las charlas más iluminadoras de Michael Dowd (autodenominado Reverendo Realidad) y su esposa, Connie Barlow, fue su predicación en torno a lo que llamó “Naturalizando la muerte”, es decir, una presentación de cómo entender la muerte desde un punto de vista religioso naturalista, pero de una manera inspiradora y consecuente con lo que sabemos de los procesos cósmicos. Aquí comparto la lista de vídeos al respecto. Aclaro que no necesariamente comparto todo lo que afirma de su perspectiva poscataclismo (postdoom). Mi visión ecomodernista no es tan pesimista como la de él en cuanto a un futuro cercano si no lidiamos pronto con el cambio climático, aun cuando haya consecuencias que no podamos evitar. No obstante, su mensaje sirve para recordar la fragilidad humana ante aquello que sí va a ser inevitable como consecuencia del cambio climático. Aquí comparto dos de esos vídeos en torno a la naturalización de la muerte.

Sin embargo, el regalo que Dowd y Barlow le han brindado a la humanidad que más ha cambiado mi vida es lo que llamaron “El credo naturalista del siglo XXI”, que consiste en seis enunciados:

  1. La Realidad es mi dios.
  2. La evidencia es mi Sagrada Escritura.
  3. La Gran Historia de la evolución es mi Relato de la Creación.
  4. La ecología es mi teología.
  5. La integridad es mi salvación.
  6. Mi misión es un mundo más justo y saludable.

Nota: A nivel personal, modifico un poco el segundo enunciado de esta manera: “La evidencia racional y científicamente cualificada es mi Sagrada Escritura”. También Dowd cambió varias veces este Credo durante su vida, pero creo que estos son los que me parecen la mejor manera de memorizar sus afirmaciones.

Con base en ese Credo, hice el siguiente meme al respecto y doy permiso para que la gente lo reproduzca.

Credo para el siglo XXI.
Credo para el siglo XXI (dedicada al dominio público).

Tras seguir su mensaje y adoptar esta filosofía (que a su vez, desde esta perspectiva, es teología), no tuve problema alguno de abandonar la creencia en Dios y cualquier entidad sobrenatural. El ateísmo que promulgo ahora mitifica a Dios y compende el universo de una manera distinta. Pude abrazar toda esta cosmovisión sin sentir que me estaba autoengañando mediante la búsqueda de un significado en algo externo al universo. Si hay algún Dios, para mí, el único que existe sería la Realidad Última de Todo… Y ese es al Dios que me dedico (muy imperfectamente) en intelecto, espíritu y vida.

Por eso, aquí, recuerdo al querido predicador Michael Dowd, Rev. Realidad, y les invito a todos a leer su libro Thank God for Evolution y ver sus vídeos. Termino con la charla que él dio al respecto y que me inspiró a ser un religioso naturalista.

Michael Dowd
Rev. Michael Dowd (1958-2023). Foto cortesía de Connie Barlow. Lic: BY-SA 4.0 Int.

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